Cuando el portal se abrió el brillo segó mis ojos, así como en los cuentos hadas, estaba tan ilusionada de lo que ahí encontraría, camine a tientas, casi desbocada, de a poco el brillo se transformo en oscuridad y solo me encontré con un espejo que era el que me había cegado en contraluz………ahí dentro no había nada solo yo y mi patético yo reflejado en el espejo. La puerta se cerró y quede en la más profunda oscuridad. Caí de rodillas lamentándome de mi misma, de mis ilusiones, de mis esperanzas, de todo aquello que según yo me llevaría a ser feliz, caí derrotada ante misma:
-(grite) Maldito el ser intangible que me creo, porque de su vomito fundó mi carne y la modelo.
Las culpas no eran mías, sino del solo hecho de haber nacido…………..
La culpa la tenían mi padre y madre por haberme engendrado.................
La culpa la tenían todos quienes me habían amado .................................
Nunca sentí un dolor más penetrante, me dolía el alma y el cuerpo. Mis dientes exprimían mi lengua hasta sangrar, de mis ojos salieron lagrimas que recorrieron mi rostro para llegar a mi boca, que se mezclaron en una bola compacta, brumosa, y áspera que empecé a tragar mientras mi garganta no aflojaba y se apretaba cada vez más, una vez alojada en mi estomago fue rechazada y expulsada para volver a ser tragada. Con mis ropas húmedas en orina, fecas, lagrimas, saliva y sangre y mi corazón destruido, compadecida de mi, renuncie.
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