martes, 4 de marzo de 2014

SUPRESIÓN

Pensé que había nacido para conquistar el mundo
y ahora me veo aquí , drogada mirando el techo,
sin ser capaz de levantar mi cuerpo.
El agotamiento lleno mis músculos, mis venas y mi razón
y solo exhalo pesares, pesares de malas decisiones,
pesares que fueron heredados, enfermedades que delatan
mi fin no tan glorioso como algún día lo imaginé.
Mi único anhelo se ha trasformado en caer en un sueño profundo
y no despertar más, pero sigo despertando y sintiéndome miserable
de no ser capaz de salir adelante. En momentos pienso a quien culpar
pero, sería una mentira auto complaciente para dejar de sentir tanta
culpa. Realmente escribir desde las entrañas me hace tomar sentido
de lo humana que soy, que no soy la quise ser y que nunca lo seré.
Pero esta es mi existencia la nula capacidad del ser de cambiar
las cosas, lastimarse así misma y compadecerse del mismo modo.

lunes, 3 de marzo de 2014

"El Reino de la Felicidad"

Cuando el portal se abrió el brillo segó mis ojos, así como en los cuentos hadas, estaba tan ilusionada de lo que ahí encontraría, camine a tientas, casi desbocada, de a poco el brillo se transformo en oscuridad y solo me encontré con un espejo que era el que me había cegado en contraluz………ahí dentro no había nada solo yo y mi patético yo reflejado en el espejo. La puerta se cerró y quede en la más profunda oscuridad. Caí de rodillas lamentándome de mi misma, de mis ilusiones, de mis esperanzas, de todo aquello que según yo me llevaría a ser feliz, caí derrotada ante misma:

-(grite) Maldito el ser intangible que me creo, porque de su vomito fundó mi carne y la modelo.

Las culpas no eran mías, sino del solo hecho de haber nacido…………..
La culpa la tenían mi padre y madre por haberme engendrado.................
La culpa la tenían todos quienes me habían amado .................................

Nunca sentí un dolor más penetrante, me dolía el alma y el cuerpo. Mis dientes exprimían mi lengua hasta   sangrar,  de mis ojos salieron lagrimas que recorrieron mi rostro para llegar a mi boca,  que se mezclaron en una bola compacta, brumosa, y áspera que empecé a tragar mientras mi garganta no aflojaba y  se apretaba cada vez más, una vez alojada en mi estomago fue rechazada y expulsada para volver a ser tragada. Con mis ropas húmedas en orina, fecas, lagrimas, saliva y sangre y mi corazón destruido, compadecida de mi,  renuncie.